Salí de Santiago sin expectativas, solo pensando en emprender un viaje tranquilo, con ganas de aprender, conocer y compartir. A cambio me encontré con un país maravilloso y con una experiencia de aprendizaje increíble en un polo de desarrollo tecnológico muy enriquecedor y con grandes figuras del emprendimiento.
Eso fue para mí el Seminario Negocios Digitales, del cual participé hace unas semanas en la Universidad de Ort, en Montevideo, Uruguay.
Como parte del MBA que curso en la Universidad de Chile, viajamos junto a otros compañeros para participar del Seminario Negocios Digitales durante la última semana de septiembre. El objetivo principal fue conocer y comprender el Ecosistema emprendedor de Uruguay, de la mano de clases presenciales y visitas a diferentes startups y empresas tecnológicas del país latinoamericano.
No solo nos sorprendió su cultura, hospitalidad y buena onda, sino que además nos dimos cuenta de que tienen una tremenda red de emprendedores, que ya llevan dos unicornios a su haber y van por más.
Y es que Uruguay se ha transformado en una incubadora natural de empresas tecnológicas. En poco tiempo, ha logrado entender la importancia que esta área tiene para el desarrollo del país y le está sacando el partido que se merece.
¿Cómo lo hace?
Fomentando el emprendimiento, capacitando a su capital humano en nuevas tecnologías y generando espacios de discusión en torno a la figura de la empresa innovadora. Uruguay, con sus poco más de 3 millones de habitantes, parece haberlo entendido todo. En pocos años, ha logrado comprender que el futuro está en la tecnología y, bajo esta premisa, ha comenzado a exportar talento, software, aplicaciones, entre otros.
Tanto es así, que estos negocios significan un 30% del sector exportador, superado solamente por el área de la agroindustria y la de alimentos. Es decir que en Uruguay los servicios globales y trading, representan el segundo sector más importante de exportaciones.
Ecosistema innovador – emprendedor
Si bien Chile siempre aparece como un ejemplo en materia de emprendimiento e innovación en la región, no es tan tangible y evidente como lo vi en Montevideo. Durante siete días, la delegación de estudiantes que visitamos la capital de Uruguay pudimos conocer de manera general cómo el gobierno y la academia impulsan y promueven las ideas innovadoras, por medio de incubadoras, laboratorios tecnológicos e incentivos tributarios para que inversores extranjeros se asienten en el país y operen hacia el mundo desde su territorio, así de atractivo es.
Durante los días que participé del seminario, visitamos el Centro de Innovación y Tecnología de la Universidad de Ort, donde pudimos conocer más el trabajo de startups consolidadas y otras en pleno desarrollo. Alejandro Esperanza, CEO y fundador de Vopero, nos contó cómo, en plena pandemia, lograron idear un negocio rentable que hoy además está presente en México.
Asimismo, tuve la posibilidad de visitar la empresa de logística Nowports que, también en medio de la crisis sanitaria, vio una oportunidad y logró llegar a un segmento importante, logrando levantar una millonaria inversión que lo convierte en el segundo unicornio uruguayo.
En los siguientes días visitamos Zona América, una zona franca uruguaya que ha levantado un modelo de negocios tremendamente interesante para los inversores extranjeros; y, por último, el LATU (Laboratorio Tenológico del Uruguay), un lugar donde es posible encontrar a la incubadora de negocios Ingenio, entre muchas otras empresas tecnológicas que prestan servicios tanto al país como al extranjero, siendo un verdadero ecosistema de emprendimiento.
Power Femenino
Ver a otras mujeres liderando temas tecnológicos, era algo que quería observar de cerca para conocer y entender cómo se han abierto camino en un rubro complejo y en su mayoría liderado por hombres. Cabe mencionar que, en Uruguay, solo el 20% de las personas que se desempeñan en tecnología son mujeres.
Fue así como tuve la tremenda oportunidad de escuchar la historia de Ximena Aleman, CEO y una de las fundadoras de Prometeo, una plataforma tecnológica vinculada al mercado financiero.
Fue realmente inspirador escuchar su relato, no solo acerca de cómo crearon la empresa, sino que, además, cómo ella personalmente supervisa los procesos de selección para asegurar que las mujeres tengan presencia y oportunidades en el mundo tecnológico. En esta misma línea, conocí a Paula Galloti, CEO de DVelop, empresa que se dedica al desarrollo de software y que, orgullosamente, tiene una planta compuesta por un 40% de mujeres.
¿Con qué cosas me quedo de este viaje?
Quizás puedo enumerarlas:
- La mayoría de las startups tecnológicas que se crean en Uruguay, lo hacen pensando en la internacionalización. El país es utilizado como una gran zona de testeo, pero todos saben que para triunfar y crecer deben salir hacia mercados más grandes y diversos.
- Iterar, iterar, iterar. Las empresas están en un proceso constante de innovación y para ello deben probar, mejorar y volver a probar, como si fuera un loop.
- ¡Atreverse!
- Te vas a caer, una, dos, infinitas veces, lo importante es el aprendizaje y reponer las energías para volver a subirse al carro.
- El trabajo colaborativo es clave. Si no entendemos que necesitamos de todos/as y que cada uno/a tiene experiencia en su ámbito de acción, es imposible avanzar.
¿Será que caminar por la rambla (la costanera de Montevideo) y recibir ese aire al atardecer te aclara la visión?
Por lo menos, durante siete días, yo me di cuenta que este país en materia de innovación y emprendimiento la tiene más que clara.
Gracias infinitas Enrique “Topo” Lansky, Marcel Mordeski, Javier Maseiro y a todo el cuerpo académico de la Universidad de Ort.