Esta historia es un clásico: Raúl va al supermercado a comprar pan y mantequilla. Mientras hace la fila para pagar, agrega al carrito unos chocolates, pilas, ramitas de queso, mentitas y una energizante en promoción.
¿Qué fue lo que pasó con nuestro personaje que, de la idea de comprar pan y mantequilla, terminó gastando más del presupuesto?
Simple: el Neuromarketing hizo de las suyas.
Es sabido que las tiendas y supermercados distribuyen sus productos en base a estrategias comerciales (marketing) donde la neurociencia y sus estudios del comportamiento del cerebro humano permiten saber qué cosas nos podrían interesar comprar, pese a que no estén en nuestros planes de consumo.
Para ello, quienes se dedican al Neuromarketing saben que al momento de tomar una decisión el cerebro involucra las emociones y la intuición.
Dichos comportamientos los sabemos gracias a esta ciencia que estudia los efectos que generan la publicidad en el cerebro para predecir la conducta del consumidor.
Tipos de neuromarketing
Neuromarketing auditivo
Este tipo de técnica se basa en aquello que escuchamos.
Los humanos somos sensibles a la música y a los sonidos en general, es por ello que la publicidad que aparece en TV o en la radio, para ser atractiva, debe ir acompañada con música o sonidos que potencien el objetivo de la marca, de esta manera nuestra memoria auditiva lo relacionará con lo emocional y nos llegará de mejor manera el mensaje.
Neuromarketing visual
Todo lo que percibimos a nuestro alrededor es gracias a nuestros ojos.
El que “una imagen valga más que mil palabras”, hace referencia a que lo que vemos es sinónimo de veracidad debido a que el mensaje llega de manera directa a nuestro cerebro, sin intermediarios.
Las palabras “gratis”, “rebajas” u “oferta” son parte de las técnicas de venta para llamar la atención de los/las consumidores, siendo una de las más efectivas del mercado.
Lo que le pasó a nuestro personaje del comienzo del artículo, que se tentó a comprar más de lo que tenía contemplado, se debió gracias a la distribución bien pensada de los productos en las góndolas.
Y todo eso es visual.
Neuromarketing kinestético
En este tipo de neuromarketing, el olfato, el tacto y el gusto son parte del todo.
La manera cómo funciona el cerebro ante los estímulos, hace de esta técnica una buena opción para atraer clientes.
Algunos ejemplos son las degustaciones de productos donde los/las consumidores pueden oler, probar y tocar.
Ahora que sabemos que el conocimiento de las emociones de los consumidores, a través del Neuromarketing, es esencial como estrategia para aumentar las ventas, también es necesario tener en cuenta no sobre-estimular a los clientes.
Para que la interacción con el producto no sea forzado o invasivo, además de comunicar bien el mensaje sin dar opciones a la distracción, es importante ser empático al momento de jerarquizar la información.
Saber a quiénes se está vendiendo el producto es fundamental, pero también lo es la simpleza y la precisión para conquistar al potencial cliente.
Y tú, ¿Has caído en la efectividad del neuromarketing al momento de comprar en una tienda?