David Bowie es, sin dudas, uno de los grandes referentes creativos e innovadores de los últimos 50 años. No sólo fue un gran compositor y cantante, también fue un gran actor, mimo, ícono de la moda y, en sus ratos libres, pintor.
Su extensa discografía (25 álbumes en estudio) atravesó distintos géneros musicales. Tal como el Camaleón sonoro que fue, pasó por el folk, el glam, el soul, el avant-garde, el pop, el drum & bass, hasta el jazz.
Sin duda que su obra habla de lo trabajólico y disciplinado que fue como creador. Pero también demuestra lo resiliente y perseverante que tuvo que aprender a ser en el complejo camino del arte.
“Todo se aprende del fracaso”
Aunque todo el mundo reconozca sus éxitos, la carrera del músico británico estuvo repleta de pasos en falso, de los que supo sobreponerse dándole un giro a sus propuestas musicales y artísticas.
Si solo hubiese logrado éxitos en su carrera ¿Hubiese sido el mismo Bowie que conocimos?
La respuesta ya la sabemos gracias a otra de las frases reconocidas del cantante:
“No hay nada que aprender del éxito. Todo se aprende del fracaso”
Y mucha razón tiene, sobre todo hoy en un mundo donde lo que importa es cuán popular eres, o cuántos likes tienes en tu publicación, pero donde se deja de lado el camino recorrido y todos los esfuerzos realizados para lograr la meta (caídas incluidas).
La sabiduría del fracaso es compleja, porque nos desafía y nos obliga a volver a levantarnos luego de la derrota para mirar todo con una nueva óptica.
“Creo que un artista ha de ser siempre fiel a los dictados de su corazón”
Quizás fue su cercanía al budismo o tal vez sus variados intereses (también estudió mímica) o sus ansias por ser conocido, lo que le hicieron desistir de mandar todo al carajo tras los constantes fracasos que sufrió en su carrera.
Hay una anécdota interesante que nos podría servir de inspiración en esos momentos en donde todo está perdido:
En 1969 David Bowie tenía 22 años y ansiaba ser reconocido.
Si el hombre había llegado a la luna, ¿por qué él no podía ser famoso?
Poco tiempo pasó para que por fin su sueño se hiciera realidad gracias a “Space Oddity”, su primer gran éxito comercial.
Aprovechando estos aires de fama, el productor Ken Pitt le pidió a Bowie que compusiera la letra en inglés de una vieja canción francesa, “Comme d’habitud”, cuyo éxito estaría asegurado.
Bowie aceptó y escribió “Even a fool learns to love”.
Poco tiempo después, David escuchó “su canción” en la radio, con una letra distinta y en la voz de Frank Sinatra. Esa canción era “My Way”.
Como es de esperar, el joven Bowie estalló de rabia al ver opacada su oportunidad de tener un nuevo hit en las radios.
No obstante, gracias a que Bowie tenía experiencia comprobada en las derrotas y de alguna manera ya estaba habituado a recomponerse frente al fracaso, tomó los mismos acordes del nuevo éxito de Sinatra y creó una nueva canción, que más tarde titularía con el nombre de “Life on Mars?”, single del celebrado disco “Hunky Dory” lanzado en 1971.
De ahí en adelante, la historia ya es más o menos conocida.
David Bowie es de esos maestros que con su música y perseverancia, nos enseñó que todos “podemos ser héroes, (aunque sea) solo por un día”.