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Quizás ustedes sean muy jóvenes para recordarlo, pero en pleno estallido social el gobierno del entonces presidente Sebastián Piñera realizó un exhaustivo análisis de Big Data para dar con los/las sospechosos de incitar la revuelta social en todo Chile durante octubre de 2018.
Dentro de los resultados del informe encargado por el grupo Quiñenco (administrado por la familia Luksic) a la empresa española Alto Data Analytics, arrojó que el K-pop era una de las grandes influencias en el descontento ciudadano.
Sin adentrar en el porqué de esta situación político-social, el análisis se basó en la observación del comportamiento de los y las usuarios/as de redes sociales donde, por edad e intereses, la música coreana y el manga japonés eran del gusto del sector de la población más movilizada en ese entonces.
Valga la anécdota, hoy en día las empresas que quieren incrementar sus ventas enfocan sus energías en la recopilación de los datos de sus clientes a través del Big Data.
Pero ¿Qué es el Big Data?
Básicamente, se trata de la compilación y análisis de grandes cantidades de datos que circulan por Internet y que permiten observar el comportamiento de un grupo de personas (como los y las chilenos/as que participaron de las protestas en 2018), para crear un perfil de consumo o de intereses.
Dicha información obtenida es oro puro, porque se pueden identificar nuevas oportunidades, reducir costos y, por sobre todo, tomar mejores decisiones comerciales o de carácter social (si ése fuera el caso).
Es por ello que grandes empresas, países o corporaciones con acceso a grandes bases de datos, utilizan dicha información recopilada para mejorar sus estrategias de marketing, analizando la competencia y a sus propios clientes para ofrecerles nuevos productos de una manera mucho más directa, debido a que se puede trabajar desde la identificación de patrones de consumo, mejorando a la larga cada experiencia de compra.
En síntesis, el análisis de Big Data ayuda a las organizaciones, comerciales o gubernamentales, a aprovechar dichos datos y utilizarlos para identificar nuevas oportunidades, resolviendo los conflictos existentes.
Inteligencia artificial
Como en la vida misma, todo está unido: Big Data sin Inteligencia Artificial sería un desbalance en cuanto a la profundidad de la información recabada, porque lo que aporta la IA (Inteligencia Artificial) lo podemos definir como la consecuencia de un aprendizaje continuo de los datos disponibles.
De esta forma es que se puede ahondar en las tendencias y comportamientos de las personas o clientes.
Por ejemplo, la Inteligencia Artificial puede ser entrenada para que procese, identifique y busque imágenes a través de algoritmos capacitados para comprender cualquier tipo de estímulo visual.
O convertir, a través de los datos de las interacciones de los clientes con transcripciones anotadas, voz en texto o texto en voz; quizás les suene Siri o Alexa, ¿no?
O más aún: mejorar la funcionalidad de los buscadores, analizando páginas web, imágenes y videos para ofrecer con precisión lo que están buscando los/as usuarios/as.
La Inteligencia Artificial y el Big Data han creado una relación complementaria, donde el dominio de los datos es imposible sin la IA.
Si hasta podemos chatear con bots (chatbots) gracias al desarrollo del Natural Language Processing o NLP que ayuda a entender cómo las personas organizamos nuestros pensamientos, sentimientos y el lenguaje para que las máquinas lo interpreten y nos ayuden a agendar horas al médico o responder dudas respecto a algún producto o servicio.
Computación cuántica
La tecnología avanza como una ola que arrastra todo a su paso.
Respecto a los grandes volúmenes de datos que recopila el Big Data, ya se está hablando de lo que vendría a ayudar a compilar mayor cantidad de información al servicio de los humanos: la computación cuántica.
A diferencia de los computadores tradicionales que usamos a diario, este nuevo paradigma tecnológico tendrá mucha más capacidad de almacenamiento de información gracias al mecanismo denominado “superposicionamiento”, que permite usar bits “cuánticos” (qubits) que tienen valores de “uno”, “cero” o los dos a la vez.
Los beneficios de este avance pueden impactar en ámbitos variados de la vida, permitiendo procesar grandes cantidades de datos y numerosas combinaciones que en el actual sistema tradicional no pueden analizar.
Hasta el momento, en América Latina no existen los computadores cuánticos, aunque sí hay muchos laboratorios, incluyendo a Chile, que hacen experimentos con fotones entrelazados. Pero no es lo mismo.
¿Estás preparado/a para el futuro de la computación?
